viernes, julio 29, 2005
"Parecería que no hay espacio público, sino tierra de nadie a disposición del primero que se la apropie", Víctor Zavalía
1- ¿Como definiría hoy el concepto de espacio público?
Es todo espacio en el que las acciones que se ejercen afectan a personas diferentes de quien eventualmente posee su dominio.
2- ¿Que cambios se perciben en el después de la crisis del año 2001?
Una primera fase de explosión de manifestaciones de pobreza que habían comenzado antes (1998/99?).
Una segunda en la que todos parecimos acostumbrarnos al paisaje de cartoneros y mendigos.
Un boom de turismo extranjero (y no sólo). También la irrupción de un nuevo grupo de turistas muy interesados en los aspectos sociales y culturales.
La fase actual de resurgimiento económico, con algunas zonas que me parecen más prósperas que antes de la crisis. No sólo Palermo Viejo sino también, p. ej. la zona de Congreso que estaba muy deteriorada.
3- ¿Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy ?
El primero, existir. Parecería que no hay espacio público, sino tierra de nadie a disposición del primero que se la apropie o tenga mayor capacidad de violencia; desde restaurantes finos hasta cuidacoches con tarifa trucha. El que dispone de menor capacidad de violencia es el Estado.
4- ¿Que fenómeno urbano emergente de estos últimos cinco años le parece relevante?
Me parece muy curioso y de solución extremadamente compleja el de los paseaperros. Con la crisis, este servicio se volvió relativamente muy barato y extendido, de modo que un vasto sector de clase media puede, sin mayores molestias, darse el lujo de tener perro, aunque viva en un depto de 2 ambientes. La densidad de perros en la ciudad aumentó de manera muy notable, y también los problemas. Un paseo por Palermo cualquier mañana de día hábil ofrece un panorama un tanto alucinante. Las manadas de perros atados a sogas largas se extienden a lo largo de los paseos. Son llevados a pie y también en vehículos de todo pelaje, desde colectivos desvencijados hasta kombis vip y remolques cerrados por alambre tejido. Algunos ofrecen en su cartelería –ytambién en sitios web- “paseos por los bosques de Palermo”. Son numerosas las escenas violentas entre paseaperros y gimnastas matinales, que ya no disponen del sitio amable y tranquilo al que estaban acostumbrados. En suma, algunos parques de la ciudad se han convertido en un gran cagadero de perros al aire libre.
Pero ocurre que detrás de la mascota individual hay toda una industria, con intereses y, sobre todo, bastante gente ocupada. ¿Cómo se desmonta esa industria?
El otro fenómeno es la rapidez (¿y sigilo?) con que se está encarando la ampliación del Aeroparque, un verdadero despropósito urbano, al que Ibarra se oponía en sus tiempos de campaña. Parece que es un negocio demasiado grande para dejárselo a los muchachos de la provincia.
Es todo espacio en el que las acciones que se ejercen afectan a personas diferentes de quien eventualmente posee su dominio.
2- ¿Que cambios se perciben en el después de la crisis del año 2001?
Una primera fase de explosión de manifestaciones de pobreza que habían comenzado antes (1998/99?).
Una segunda en la que todos parecimos acostumbrarnos al paisaje de cartoneros y mendigos.
Un boom de turismo extranjero (y no sólo). También la irrupción de un nuevo grupo de turistas muy interesados en los aspectos sociales y culturales.
La fase actual de resurgimiento económico, con algunas zonas que me parecen más prósperas que antes de la crisis. No sólo Palermo Viejo sino también, p. ej. la zona de Congreso que estaba muy deteriorada.
3- ¿Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy ?
El primero, existir. Parecería que no hay espacio público, sino tierra de nadie a disposición del primero que se la apropie o tenga mayor capacidad de violencia; desde restaurantes finos hasta cuidacoches con tarifa trucha. El que dispone de menor capacidad de violencia es el Estado.
4- ¿Que fenómeno urbano emergente de estos últimos cinco años le parece relevante?
Me parece muy curioso y de solución extremadamente compleja el de los paseaperros. Con la crisis, este servicio se volvió relativamente muy barato y extendido, de modo que un vasto sector de clase media puede, sin mayores molestias, darse el lujo de tener perro, aunque viva en un depto de 2 ambientes. La densidad de perros en la ciudad aumentó de manera muy notable, y también los problemas. Un paseo por Palermo cualquier mañana de día hábil ofrece un panorama un tanto alucinante. Las manadas de perros atados a sogas largas se extienden a lo largo de los paseos. Son llevados a pie y también en vehículos de todo pelaje, desde colectivos desvencijados hasta kombis vip y remolques cerrados por alambre tejido. Algunos ofrecen en su cartelería –ytambién en sitios web- “paseos por los bosques de Palermo”. Son numerosas las escenas violentas entre paseaperros y gimnastas matinales, que ya no disponen del sitio amable y tranquilo al que estaban acostumbrados. En suma, algunos parques de la ciudad se han convertido en un gran cagadero de perros al aire libre.
Pero ocurre que detrás de la mascota individual hay toda una industria, con intereses y, sobre todo, bastante gente ocupada. ¿Cómo se desmonta esa industria?
El otro fenómeno es la rapidez (¿y sigilo?) con que se está encarando la ampliación del Aeroparque, un verdadero despropósito urbano, al que Ibarra se oponía en sus tiempos de campaña. Parece que es un negocio demasiado grande para dejárselo a los muchachos de la provincia.
jueves, julio 28, 2005
"El dolor interrumpe el discurso, cuando se convierte en una razón de Estado no se discute más". Marcelo Grosman
Marcelo Grosman: Hay ciertas prácticas del discurso privatista inspiradas en los países centrales, y cuando vos ves los países centrales no son tan privatistas, tienen políticas públicas fuertísimas y super intervencionistas. Esto que te decía de Estados Unidos a través de la NASA y de las Fuerzas Armadas; ahora estoy imprimiendo algunas fotos en digital, entonces me puse a investigar. Yo soy muy obsesivo del foco. Acá están usando una Lambda, que está bastante bien, pero afuera los laboratorios tienen una nueva que es la Cromira, y es curioso porque los fabricantes dicen “directamente desarrolladas por las Fuerzas Armadas”, y se los pidió las FFAA porque necesitaban mayor definición para la fotografía aérea. Ahora available for the public, cuando ya es obsoleta, porque si imprime a 300 dpi ya debe haber una que imprime a 600, ó 1500. Entonces esta tiene una gran ventaja porque imprime más que las otras, pero es el descarte de la industria militar. Y eso es inversión pública, claramente. Los clientes principales de lo más avanzado en tecnología de punta son los estados, que invierten en esos sectores. Eso te decía porque acá todo es o público o privado, nos volvemos integristas de ese medio, y esa es una discusión que es opaca en casi todos los países centrales, no es una cosa casi de principios. Dentro de los Republicanos no debe haber nada más a la derecha que este gobierno republicano, que es ferviente defensor del gasto público. Los demócratas venían gobernando los últimos cinco años con déficit cero, y estos tipos hicieron destrozos con el déficit público. Así que nada es tan sencillo ni tan lineal.
Mauricio Corbalán: Había un grupo de pibes que estaban pidiendo un subsidio. Desde que pasó lo de Cromañon…
MG: Ah, sí, que no tienen dónde tocar.
MC: Pero pidieron un subsidio, a mi me parece ridículo.
MG: Es raro, pero tienen un problema, tienen cerrada la fuente de trabajo.
MC: Es verdad, pero es una oportunidad para pensar algo.
MG: Sí, pero mientras pensás dale un subsidio.
MC: Pero es extraño que esté apareciendo un reclamo de subsidios.
MG: No sé, no hay que tenerle miedo, Europa subsidia todo el campo.
MC: Pero vos sabés que eso también tiene problemas, tiene problemas la política del subsidio.
MG: No hay que tener definiciones generales. Con ese tipo de cosas no sé si tenés una política estratégica, vos hacés táctica, a veces vas para allá, a veces para acá. Hay que tener cierta ductilidad y manejar el momento. Qué hacés ante las circunstancias, no vas a subsidiar a los músicos por 25 años, en el corto plazo sí los tenés que subsidiar porque les cerraste la fuente de trabajo. En general la política de subsidios está destinada a solucionar un problema; está mal cuando lo hacés como política clientelística.
MC: ¿Igual no te parece que en el que están las instituciones ahora las políticas de subsidio son complicadas?
MG: Acostumbrémonos que en Argentina nunca van a estar en un gran momento.
MC: Pero hubo momentos diferentes
MG: Empezaron los golpes en la década del 30, así que en toda nuestra vida no estuvieron nunca en un gran momento. Son lo que son, somos lo que somos, no son distintas de cómo somos las instituciones.
MC: Hay una diferencia. De un lado hay cierto poder…
MG: El estado, las instituciones públicas, las privadas son construcciones colectivas. Como cuando se explicaba como era Dios, para los Tracios era rubio y de ojos celestes, para los Nubios era negro, y si los caballos tuvieran dioses serían cuadrúpedos, las instituciones son como somos. Hay corrupción en las instituciones macro y hay corrupción en los clubes de barrio.
MC: Tomando lo que vos decías el otro día, que los artistas ahora no tienen un discurso o una práctica por la cual podrían producir algo en el espacio público. Van corriendo detrás de los acontecimientos, y algunos ni corren.
MG: No necesariamente digo los artistas, sino el arte como discurso, la institución arte.
MC: Por eso, es un problema de instituciones.
MG: El arte siempre está por detrás de esa mezcla de corporación, institución que es los superestados le está tomando la delantera. Son una vanguardia conservadora, son conservadores revolucionarios.
MC: La vanguardia nunca fue dentro del marco institucional, igual las instituciones hicieron algo con eso. En el arte no tenés sólo los artistas y el arte, hay instituciones también, que tienen un sentido político y que van captando contenidos, que es el material de trabajo que ellos tienen. En este sentido, qué rol pensás que tienen las instituciones?
MG: La institución tiene la obligación de la normalización, la institución no puede estar en cada caso particular. Siempre hay una diferencia entre arte y cultura, la institución representa la cultura, que es algo que está en contra del arte.
MC: La cultura es la instrumentalización de los contenidos.
MG: Sí, la instrumentalización y la normalización en términos de extensión. Entre institución y arte siempre va a haber una relación tensa, deberían estar metodológicamente enfrentados. El arte debería tener una tensión contra la institución. Paradójicamente las instituciones deberían tener una tarea de apoyo a esa tensión, porque de esa tensión florecen mil flores. Son tensiones creativas, se genera valor agregado, no lo digo solamente como definición económica sino metafóricamente. No debemos aspirar a que haya una solución, ahí no hay finales de la Historia. Lo deseable es que siempre sea así.
MC: Tenés un Estado estético total.
MG: Es esa teocracia que vos hablabas. Me parece que la institución debería mantener esa tensión, y debería tener la mayor cantidad de interlocutores posibles, no mantenerse siempre con los mismos interlocutores porque si no ya no se produce esa tensión, ahí sigue en un estado de clientela. La institución debería siempre incorporar nuevos adversarios. Ese me parece que es el estado ideal de las cosas.
MC: Pienso en el ejemplo de los años 30 donde toda esa movida no fue estatal.
MG: No hablo necesariamente de instituciones estatales, sino instituciones, estatales, privadas. Eso a los efectos es casi anecdótico, si son estatales o privadas, porque a veces son mixtas. Eso sí, la estatal tiene la obligación de ser ampliamente democrática y las privadas es deseable que sean democráticas, tienen la obligación moral, no la obligación formal.
MC: En un momento la sociedad civil tenía mucho empuje para crear este tipo de instituciones…
MG: Desde las mutuales, clubes de barrio, bibliotecas….
MC: Cómo ves vos qué pasa con eso ahora?
MG: Me parece que por la crisis económica de los 90 hay mucha demanda sobre el Estado, porque antes había segundas y terceras líneas por donde se canalizaban las demandas que ahora colapsaron. Colapsaron las mutuales, sindicatos, etc. Pensá lo que era la fuerza de los sindicatos en cuanto cantidad de afiliados en la década del 60 y 70, amén de lo que eran sus direcciones que eran abyectas, pero había sindicatos con 300.000 afiliados. Se mantuvieron estables o crecieron los de los porteros, pero los que son de origen industrial colapsaron, o no tienen el 10% de la fuerza que tenían hace 30 años. Toda esa demanda pasó directamente al Estado. Colapsan las instituciones públicas porque tienen que solucionar las demandas que están triplicadas, pensá lo que es el hospital público. La clase media hasta la primera mitad de la década del 90 tenía prepaga privada, y ahora buena parte de la clase media va al hospital público.
MC: Las catástrofes en las ciudades están marcando una agenda que va muy rápido y que muchas instituciones no pueden ver, por ejemplo las artísticas.
MG: Muchas veces las instituciones artísticas están por detrás de los medios. Hay mucha teoría en economía acerca de la cantidad de información. Las corporaciones están por arriba de la colina, ven la información antes que otras instituciones como la institución arte. La institución arte va por detrás de los medios. Qué cosa es hoy día en el siglo XXI un “genio”, el tipo que percibe primero los cambios. En ese sentido es homólogo de otros actores de la economía. El tipo que en una empresa primero ve los cambios obtiene rápidamente ganancias. El que ve rápidamente los cambios le saca un cuerpo de ventaja al otro que está atrás. Primero uno percibe algo y después vienen un millón atrás. Una vez leí un artículo sobre arte de César Aira que decía muy inteligentemente que hoy importa más la metodología de ciertas intervenciones artísticas que la obra en si.
MC: ¿No te parece que uno de los efectos diluidos del 2001 es eso, que cada situación puede ser una oportunidad deliberativa.
MG: Puede tener que ver con que después del 2002 todo es más frágil, y el Estado está más expuesto. Tal vez sea beneficioso, de un error antes se pensaba que no había responsables, también es una fantasía pensar en eliminar la catástrofe. El día que inventaste el ferrocarril inventaste el descarrilamiento. Siempre va a haber catástrofes.
MC: Pero ahora la catástrofe tiene una articulación política que en una época no tenía, a nivel mundial. Armar un comité de crisis ahora es una práctica normal.
MG: Hay protocolos, está estandarizado eso. Una de las cosas que tiene la catástrofe es unicidad, está normalizada. Si hay un comité de crisis es porque está protocolizado, hay una estrategia a seguir ante una catástrofe.
MC: El nudo es si esos protocolos se pueden discutir o negociar.
MG: Lo paradojal es que está la obligación de formar el comité de crisis, y la lógica indica que le estás otorgando el mando del comité de crisis al que es responsable de la catástrofe. Por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires el jefe del comité de crisis es el jefe de gobierno, entonces si una catástrofe ocurre dentro de la ciudad de Buenos Aires y el responsable es el gobierno de la ciudad, por ley el jefe del comité de crisis es el responsable, es una paradoja… Con lo cual la ley enloqueció. Es una fantasía, es la fantasía del Gran Hermano, el control total. Vivís en una megalópolis, obviamente va a haber catástrofes.
MC: ¿Pero igualmente eso te parece que no está discutido?
MG: No hay forma de discutirlo. En este momento no hay manera porque está atravesado por lo moral, por el dolor. No se puede discutir porque existe la figura del dolor, ante el dolor se calla, esto viene de la religión, y en el momento que no hay dolor, quién habla del dolor? Un maníaco depresivo; en el momento del erotismo no se discute de la muerte, quién hace eso, un perverso? Pero ahí hay una paradoja, el encargado del comité de crisis que es el encargado de paliar la catástrofe es el responsable por no haber cumplido la ley, es una locura. Por otro lado es un problema de competencia, qué competencias profesionales tenés, si fallaste para hacer cumplir una ley por qué sos el encargado de solucionar la crisis.
MC: Ahí hay una paradoja que es interesante sobre cómo se imaginan las leyes y lo que es la incumbencia de los actores de la sociedad civil, del gobierno…
MG: Pero es curioso que no exista una demanda de que el comité de crisis sea autártico. Eso a nadie se le pasó por la cabeza, salvo cuando ocurre una crisis y ni aún así. Que el comité de crisis sea autárquico, que sean unos señores que el día que explota todo por los aires aparezcan en un lugar gestionando la crisis. Pero al tipo que vos le achacaste el ser responsable de la crisis pretendés que posea las competencias para solucionarla…
MC: Es un monopolio paradójico, el problema en las catástrofes no es quién es el responsable, si no cómo se arma el comité de crisis, los niveles de responsabilidad. En Cromañon hay un montón de cosas que no se discutieron.
MG: El dolor se vuelve razón de Estado, y contra eso se calla, no podés hablar contra eso.
MC: Y, porque no podés hablar en contra de los padres. Los padres tienen la hipótesis de que los hijos primero no eran responsables. Es un debate medio encubierto sobre la ciudadanía. Hay un tema bastante explosivo.
MG: Es un tema que no se puede hablar ni por derecha ni por izquierda.
MC: Es algo instalado en lo público de lo que se puede hablar sólo en un nivel, que es un nivel de relación de parentesco.
MG: No se puede hablar. Cómo es la política a parte de todo esto, porque hay una fantasía que es que hay un actor glorioso y puro que es el pueblo. Viste que la palabra pueblo ya no se usa, se usa gente. Y los que la usan es de una manera idealizada, que es absolutamente puro, no hay un nivel de responsabilidad. La política se volvió catástrofe natural. No hay una explicación racional, es una catástrofe natural que se abatió, como el tsunami. Pero la política no es una catástrofe natural, es una construcción. Las víctimas del tsunami efectivamente son víctimas.
MC: La catástrofe, como se dio acá, también determina quiénes son los interlocutores, quiénes pueden hablar, quién no puede. Cómo se judicializó toda la situación…
MG: Está bien que se judicialice, lo que es curioso es que no se pueda hablar. El dolor interrumpe el discurso, cuando se convierte en una razón de Estado no se discute más. Pero por otro lado la sensación es que no haría falta judicializarlo, están dictadas las sentencias antes de que se judicialice. A parte de todo, lo curioso es que los culpables tienen cara de culpables.
MC: ¿Por qué automáticamente las víctimas, no sé cómo llamarlo, son responsabilidad del Estado? Eso habla también de cómo las personas entran en la vida pública.
MG: No está mal como teoría que el Estado garantice la seguridad de las personas.
MC: Habría que ver, eso es también una posibilidad para muchas cosas. Dónde está la cuota de responsabilidad que la sociedad civil muchas veces no reclama. Lo que se está reclamando es quien tiene el monopolio del dolor.
MG: Hay un tercero en discordia que es la Justicia, a la Justicia no le importa nada. Como está por detrás de la ley, no hay una ley especial para catástrofes. La Justicia es una línea de fuga, tangencial al debate. La Justicia dicta sentencia de acuerdo a la norma. A la Justicia no le podemos pedir explicación al respecto.
MC: Cuáles son los niveles de responsabilidad respecto a los riesgos que determinado núcleo de personas decide negociar.
MG: En la práctica eso no se habla, está fuera de la agenda. ¿Viste a alguien hablando de esto en los medios? Nunca se va hablar…
MC: No sabés, hace cinco años no hubiera pensado que porque se incendiaba un boliche casi iba a renunciar el Jefe de Gobierno.
MG: No estoy seguro de que esta sociedad sea permeable a las discusiones dialécticas.
MC: Estoy leyendo un libro sobre Nueva York en el siglo XIX, y todo lo que decís pasaba igual. Estaba el bando de los reformadores que se pasaban 15 años para sacar una ley que no salía nunca porque estaban todos coimeados. Era muy parecido, cómo poner en la opinión pública una agenda sobre un tema a debatir.
MG: El que pone la agenda es los medios, que se maneja por niveles de rentabilidad y de rating, no es rentable hablar de los riesgos. Hoy cualquier discusión pública acontece en los medios, hay otros lugares, pero solamente tiene visibilidad si pasa en los medios. El lugar donde se está haciendo el juicio es en los medios y no en la Justicia. El fallo de los jueces es si le parece a Santo Biasati que a Chabán habría que excarcelarlo o no. Los medios no consideran la posibilidad de hablar de la discusión. Los medios no se rigen por la misma agenda que los ciudadanos, que el público, tienen su propia agenda. En el plebiscito no se discutió ninguna de estas cosas…
MC: Era sí o no a Ibarra. La salida a una crisis institucional era un plebiscito, no era una discusión ampliada. Hablando de la catástrofe natural, pareciera ahora como si muchos actores no tuvieran nada que ver, por eso parece una catástrofe.
MG: No sé si estamos 20 años adelantados o 20 años atrasados en la Argentina. Las sociedades avanzadas controlan el ocio. Una de las características de la ciudad de Buenos Aires es que en los últimos años los espacios públicos destinados al ocio los ocuparon tipos que van a facturar, han sido invadidos por la rentabilidad. No hay más espacios públicos destinados al ocio, cualquier espacio público está destinado a la rentabilidad. No entiendo muy bien, estamos adelantados o atrasados?
MC: Quizás el Estado ahora no puede hacer la generación de contenidos del ocio.
MG: El Estado no la debería hacer.
MC: En un momento era como decían los radicales: “hagamos subtes y parques”. Qué actividades públicas se van generando… Los locutorios, los cibercafes, son lugares públicos, antes estaban los clubes.
MG: En el imaginario más corriente del término espacio público, está privatizado de facto. Ha sido expropiado.
MC: La accesibilidad está restringida. Es interesante internet porque es un lugar que en cierto sentido tiene una accesibilidad… Vos que hablás mucho de los medios, podés publicar, voy al diario y no me van a dar bola…
MG: Todavía hay una crisis de legitimidad ahí, no es lo mismo creerle a un weblog que creerle a La Nación.
MC: Es lo que estaban discutiendo en un foro de edición de diarios, qué es lo que venden los diarios, ahora venden credibilidad.
MG: Igual no es lo mismo decir lo leí en tal medio que lo leí en internet.
MC: Pero la legitimidad de la prensa está en crisis…
MG: Es una gran paradoja, está en crisis pero no obstante se siguen vendiendo 500.000 Clarín por día.
MC: Seguro, no vas a pensar que porque salió internet no va a haber más libros. Cuando fue lo de Aznar te acordás que…
MG: Sí, lo voltearon con los celulares.
MC: Se mandaron mensajes de texto, se juntaron en un lugar, mirá si hubieran ido a la prensa…
Mauricio Corbalán: Había un grupo de pibes que estaban pidiendo un subsidio. Desde que pasó lo de Cromañon…
MG: Ah, sí, que no tienen dónde tocar.
MC: Pero pidieron un subsidio, a mi me parece ridículo.
MG: Es raro, pero tienen un problema, tienen cerrada la fuente de trabajo.
MC: Es verdad, pero es una oportunidad para pensar algo.
MG: Sí, pero mientras pensás dale un subsidio.
MC: Pero es extraño que esté apareciendo un reclamo de subsidios.
MG: No sé, no hay que tenerle miedo, Europa subsidia todo el campo.
MC: Pero vos sabés que eso también tiene problemas, tiene problemas la política del subsidio.
MG: No hay que tener definiciones generales. Con ese tipo de cosas no sé si tenés una política estratégica, vos hacés táctica, a veces vas para allá, a veces para acá. Hay que tener cierta ductilidad y manejar el momento. Qué hacés ante las circunstancias, no vas a subsidiar a los músicos por 25 años, en el corto plazo sí los tenés que subsidiar porque les cerraste la fuente de trabajo. En general la política de subsidios está destinada a solucionar un problema; está mal cuando lo hacés como política clientelística.
MC: ¿Igual no te parece que en el que están las instituciones ahora las políticas de subsidio son complicadas?
MG: Acostumbrémonos que en Argentina nunca van a estar en un gran momento.
MC: Pero hubo momentos diferentes
MG: Empezaron los golpes en la década del 30, así que en toda nuestra vida no estuvieron nunca en un gran momento. Son lo que son, somos lo que somos, no son distintas de cómo somos las instituciones.
MC: Hay una diferencia. De un lado hay cierto poder…
MG: El estado, las instituciones públicas, las privadas son construcciones colectivas. Como cuando se explicaba como era Dios, para los Tracios era rubio y de ojos celestes, para los Nubios era negro, y si los caballos tuvieran dioses serían cuadrúpedos, las instituciones son como somos. Hay corrupción en las instituciones macro y hay corrupción en los clubes de barrio.
MC: Tomando lo que vos decías el otro día, que los artistas ahora no tienen un discurso o una práctica por la cual podrían producir algo en el espacio público. Van corriendo detrás de los acontecimientos, y algunos ni corren.
MG: No necesariamente digo los artistas, sino el arte como discurso, la institución arte.
MC: Por eso, es un problema de instituciones.
MG: El arte siempre está por detrás de esa mezcla de corporación, institución que es los superestados le está tomando la delantera. Son una vanguardia conservadora, son conservadores revolucionarios.
MC: La vanguardia nunca fue dentro del marco institucional, igual las instituciones hicieron algo con eso. En el arte no tenés sólo los artistas y el arte, hay instituciones también, que tienen un sentido político y que van captando contenidos, que es el material de trabajo que ellos tienen. En este sentido, qué rol pensás que tienen las instituciones?
MG: La institución tiene la obligación de la normalización, la institución no puede estar en cada caso particular. Siempre hay una diferencia entre arte y cultura, la institución representa la cultura, que es algo que está en contra del arte.
MC: La cultura es la instrumentalización de los contenidos.
MG: Sí, la instrumentalización y la normalización en términos de extensión. Entre institución y arte siempre va a haber una relación tensa, deberían estar metodológicamente enfrentados. El arte debería tener una tensión contra la institución. Paradójicamente las instituciones deberían tener una tarea de apoyo a esa tensión, porque de esa tensión florecen mil flores. Son tensiones creativas, se genera valor agregado, no lo digo solamente como definición económica sino metafóricamente. No debemos aspirar a que haya una solución, ahí no hay finales de la Historia. Lo deseable es que siempre sea así.
MC: Tenés un Estado estético total.
MG: Es esa teocracia que vos hablabas. Me parece que la institución debería mantener esa tensión, y debería tener la mayor cantidad de interlocutores posibles, no mantenerse siempre con los mismos interlocutores porque si no ya no se produce esa tensión, ahí sigue en un estado de clientela. La institución debería siempre incorporar nuevos adversarios. Ese me parece que es el estado ideal de las cosas.
MC: Pienso en el ejemplo de los años 30 donde toda esa movida no fue estatal.
MG: No hablo necesariamente de instituciones estatales, sino instituciones, estatales, privadas. Eso a los efectos es casi anecdótico, si son estatales o privadas, porque a veces son mixtas. Eso sí, la estatal tiene la obligación de ser ampliamente democrática y las privadas es deseable que sean democráticas, tienen la obligación moral, no la obligación formal.
MC: En un momento la sociedad civil tenía mucho empuje para crear este tipo de instituciones…
MG: Desde las mutuales, clubes de barrio, bibliotecas….
MC: Cómo ves vos qué pasa con eso ahora?
MG: Me parece que por la crisis económica de los 90 hay mucha demanda sobre el Estado, porque antes había segundas y terceras líneas por donde se canalizaban las demandas que ahora colapsaron. Colapsaron las mutuales, sindicatos, etc. Pensá lo que era la fuerza de los sindicatos en cuanto cantidad de afiliados en la década del 60 y 70, amén de lo que eran sus direcciones que eran abyectas, pero había sindicatos con 300.000 afiliados. Se mantuvieron estables o crecieron los de los porteros, pero los que son de origen industrial colapsaron, o no tienen el 10% de la fuerza que tenían hace 30 años. Toda esa demanda pasó directamente al Estado. Colapsan las instituciones públicas porque tienen que solucionar las demandas que están triplicadas, pensá lo que es el hospital público. La clase media hasta la primera mitad de la década del 90 tenía prepaga privada, y ahora buena parte de la clase media va al hospital público.
MC: Las catástrofes en las ciudades están marcando una agenda que va muy rápido y que muchas instituciones no pueden ver, por ejemplo las artísticas.
MG: Muchas veces las instituciones artísticas están por detrás de los medios. Hay mucha teoría en economía acerca de la cantidad de información. Las corporaciones están por arriba de la colina, ven la información antes que otras instituciones como la institución arte. La institución arte va por detrás de los medios. Qué cosa es hoy día en el siglo XXI un “genio”, el tipo que percibe primero los cambios. En ese sentido es homólogo de otros actores de la economía. El tipo que en una empresa primero ve los cambios obtiene rápidamente ganancias. El que ve rápidamente los cambios le saca un cuerpo de ventaja al otro que está atrás. Primero uno percibe algo y después vienen un millón atrás. Una vez leí un artículo sobre arte de César Aira que decía muy inteligentemente que hoy importa más la metodología de ciertas intervenciones artísticas que la obra en si.
MC: ¿No te parece que uno de los efectos diluidos del 2001 es eso, que cada situación puede ser una oportunidad deliberativa.
MG: Puede tener que ver con que después del 2002 todo es más frágil, y el Estado está más expuesto. Tal vez sea beneficioso, de un error antes se pensaba que no había responsables, también es una fantasía pensar en eliminar la catástrofe. El día que inventaste el ferrocarril inventaste el descarrilamiento. Siempre va a haber catástrofes.
MC: Pero ahora la catástrofe tiene una articulación política que en una época no tenía, a nivel mundial. Armar un comité de crisis ahora es una práctica normal.
MG: Hay protocolos, está estandarizado eso. Una de las cosas que tiene la catástrofe es unicidad, está normalizada. Si hay un comité de crisis es porque está protocolizado, hay una estrategia a seguir ante una catástrofe.
MC: El nudo es si esos protocolos se pueden discutir o negociar.
MG: Lo paradojal es que está la obligación de formar el comité de crisis, y la lógica indica que le estás otorgando el mando del comité de crisis al que es responsable de la catástrofe. Por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires el jefe del comité de crisis es el jefe de gobierno, entonces si una catástrofe ocurre dentro de la ciudad de Buenos Aires y el responsable es el gobierno de la ciudad, por ley el jefe del comité de crisis es el responsable, es una paradoja… Con lo cual la ley enloqueció. Es una fantasía, es la fantasía del Gran Hermano, el control total. Vivís en una megalópolis, obviamente va a haber catástrofes.
MC: ¿Pero igualmente eso te parece que no está discutido?
MG: No hay forma de discutirlo. En este momento no hay manera porque está atravesado por lo moral, por el dolor. No se puede discutir porque existe la figura del dolor, ante el dolor se calla, esto viene de la religión, y en el momento que no hay dolor, quién habla del dolor? Un maníaco depresivo; en el momento del erotismo no se discute de la muerte, quién hace eso, un perverso? Pero ahí hay una paradoja, el encargado del comité de crisis que es el encargado de paliar la catástrofe es el responsable por no haber cumplido la ley, es una locura. Por otro lado es un problema de competencia, qué competencias profesionales tenés, si fallaste para hacer cumplir una ley por qué sos el encargado de solucionar la crisis.
MC: Ahí hay una paradoja que es interesante sobre cómo se imaginan las leyes y lo que es la incumbencia de los actores de la sociedad civil, del gobierno…
MG: Pero es curioso que no exista una demanda de que el comité de crisis sea autártico. Eso a nadie se le pasó por la cabeza, salvo cuando ocurre una crisis y ni aún así. Que el comité de crisis sea autárquico, que sean unos señores que el día que explota todo por los aires aparezcan en un lugar gestionando la crisis. Pero al tipo que vos le achacaste el ser responsable de la crisis pretendés que posea las competencias para solucionarla…
MC: Es un monopolio paradójico, el problema en las catástrofes no es quién es el responsable, si no cómo se arma el comité de crisis, los niveles de responsabilidad. En Cromañon hay un montón de cosas que no se discutieron.
MG: El dolor se vuelve razón de Estado, y contra eso se calla, no podés hablar contra eso.
MC: Y, porque no podés hablar en contra de los padres. Los padres tienen la hipótesis de que los hijos primero no eran responsables. Es un debate medio encubierto sobre la ciudadanía. Hay un tema bastante explosivo.
MG: Es un tema que no se puede hablar ni por derecha ni por izquierda.
MC: Es algo instalado en lo público de lo que se puede hablar sólo en un nivel, que es un nivel de relación de parentesco.
MG: No se puede hablar. Cómo es la política a parte de todo esto, porque hay una fantasía que es que hay un actor glorioso y puro que es el pueblo. Viste que la palabra pueblo ya no se usa, se usa gente. Y los que la usan es de una manera idealizada, que es absolutamente puro, no hay un nivel de responsabilidad. La política se volvió catástrofe natural. No hay una explicación racional, es una catástrofe natural que se abatió, como el tsunami. Pero la política no es una catástrofe natural, es una construcción. Las víctimas del tsunami efectivamente son víctimas.
MC: La catástrofe, como se dio acá, también determina quiénes son los interlocutores, quiénes pueden hablar, quién no puede. Cómo se judicializó toda la situación…
MG: Está bien que se judicialice, lo que es curioso es que no se pueda hablar. El dolor interrumpe el discurso, cuando se convierte en una razón de Estado no se discute más. Pero por otro lado la sensación es que no haría falta judicializarlo, están dictadas las sentencias antes de que se judicialice. A parte de todo, lo curioso es que los culpables tienen cara de culpables.
MC: ¿Por qué automáticamente las víctimas, no sé cómo llamarlo, son responsabilidad del Estado? Eso habla también de cómo las personas entran en la vida pública.
MG: No está mal como teoría que el Estado garantice la seguridad de las personas.
MC: Habría que ver, eso es también una posibilidad para muchas cosas. Dónde está la cuota de responsabilidad que la sociedad civil muchas veces no reclama. Lo que se está reclamando es quien tiene el monopolio del dolor.
MG: Hay un tercero en discordia que es la Justicia, a la Justicia no le importa nada. Como está por detrás de la ley, no hay una ley especial para catástrofes. La Justicia es una línea de fuga, tangencial al debate. La Justicia dicta sentencia de acuerdo a la norma. A la Justicia no le podemos pedir explicación al respecto.
MC: Cuáles son los niveles de responsabilidad respecto a los riesgos que determinado núcleo de personas decide negociar.
MG: En la práctica eso no se habla, está fuera de la agenda. ¿Viste a alguien hablando de esto en los medios? Nunca se va hablar…
MC: No sabés, hace cinco años no hubiera pensado que porque se incendiaba un boliche casi iba a renunciar el Jefe de Gobierno.
MG: No estoy seguro de que esta sociedad sea permeable a las discusiones dialécticas.
MC: Estoy leyendo un libro sobre Nueva York en el siglo XIX, y todo lo que decís pasaba igual. Estaba el bando de los reformadores que se pasaban 15 años para sacar una ley que no salía nunca porque estaban todos coimeados. Era muy parecido, cómo poner en la opinión pública una agenda sobre un tema a debatir.
MG: El que pone la agenda es los medios, que se maneja por niveles de rentabilidad y de rating, no es rentable hablar de los riesgos. Hoy cualquier discusión pública acontece en los medios, hay otros lugares, pero solamente tiene visibilidad si pasa en los medios. El lugar donde se está haciendo el juicio es en los medios y no en la Justicia. El fallo de los jueces es si le parece a Santo Biasati que a Chabán habría que excarcelarlo o no. Los medios no consideran la posibilidad de hablar de la discusión. Los medios no se rigen por la misma agenda que los ciudadanos, que el público, tienen su propia agenda. En el plebiscito no se discutió ninguna de estas cosas…
MC: Era sí o no a Ibarra. La salida a una crisis institucional era un plebiscito, no era una discusión ampliada. Hablando de la catástrofe natural, pareciera ahora como si muchos actores no tuvieran nada que ver, por eso parece una catástrofe.
MG: No sé si estamos 20 años adelantados o 20 años atrasados en la Argentina. Las sociedades avanzadas controlan el ocio. Una de las características de la ciudad de Buenos Aires es que en los últimos años los espacios públicos destinados al ocio los ocuparon tipos que van a facturar, han sido invadidos por la rentabilidad. No hay más espacios públicos destinados al ocio, cualquier espacio público está destinado a la rentabilidad. No entiendo muy bien, estamos adelantados o atrasados?
MC: Quizás el Estado ahora no puede hacer la generación de contenidos del ocio.
MG: El Estado no la debería hacer.
MC: En un momento era como decían los radicales: “hagamos subtes y parques”. Qué actividades públicas se van generando… Los locutorios, los cibercafes, son lugares públicos, antes estaban los clubes.
MG: En el imaginario más corriente del término espacio público, está privatizado de facto. Ha sido expropiado.
MC: La accesibilidad está restringida. Es interesante internet porque es un lugar que en cierto sentido tiene una accesibilidad… Vos que hablás mucho de los medios, podés publicar, voy al diario y no me van a dar bola…
MG: Todavía hay una crisis de legitimidad ahí, no es lo mismo creerle a un weblog que creerle a La Nación.
MC: Es lo que estaban discutiendo en un foro de edición de diarios, qué es lo que venden los diarios, ahora venden credibilidad.
MG: Igual no es lo mismo decir lo leí en tal medio que lo leí en internet.
MC: Pero la legitimidad de la prensa está en crisis…
MG: Es una gran paradoja, está en crisis pero no obstante se siguen vendiendo 500.000 Clarín por día.
MC: Seguro, no vas a pensar que porque salió internet no va a haber más libros. Cuando fue lo de Aznar te acordás que…
MG: Sí, lo voltearon con los celulares.
MC: Se mandaron mensajes de texto, se juntaron en un lugar, mirá si hubieran ido a la prensa…
miércoles, julio 27, 2005
"Ya no se disputa el espacio, se lo deja", por Rafael Cippolini
1- ¿Como definiría hoy el concepto de espacio público?
Entiendo espacio público como aquel sitio reglado por el Poder Público. Reglado en un doble sentido; Primo: el espacio público representa (es la imagen de) el Poder Público, de la misma forma en que el Poder Público (en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, con un Jefe Gobierno de la Ciudad) se constituye en representación de los ciudadanos. El espacio público nos representa a todos los ciudadanos, a partir de las políticas del Poder Representante. Secondo: el espacio público es el sitio donde se ejerce el Poder Público con menor interferencia.
Me parecería más interesante desplazar la pregunta: ¿cuáles son las relaciones actuales entre el espacio público y la vida pública? ¿qué es la vida pública y de qué manera acontece? ¿cómo construimos y de qué forma vamos modificando estas relaciones?
2- ¿Que cambios se perciben en el después de la crisis del año 2001?
Tengo la sensación que a partir de los hechos de diciembre de 2001 se subrayó aún más un síntoma muy antiguo en el país (incluso más en el resto del país que en la Ciudad de Buenos Aires, y en este sentido los porteños nos fuimos progresivamente sumando a una sintomatología más extendida) de convertir, conceptual y materialmente, al Poder Público en lo Otro, en una Otredad, lo cual indica un enrarecimiento en la representación del Poder Público. Pareciera que los ciudadanos estamos reñidos y molestos con la representatividad; no nos sentimos representados. Y este enrarecimiento de la representatividad es lo que percibimos en el espacio público.
3- ¿Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy?
La más triste consecuencia de este conflicto de representación del ciudadano con el Poder Público (en definitiva, uno de los grandes motores de la crisis) es la autoadjudicación del rol de víctima en la mayoría de los ciudadanos (algo que se fue convirtiendo en una idiosincrasia del carácter porteño y argentino): los ciudadanos creemos –estamos convencidos- de ser víctimas de Lo Otro, que es el Poder Público (un Poder Público que no nos representa de la forma en que nos gustaría que nos represente). Así, el espacio público se transforma en un espacio victimizado: si durante la década del ’90 la ciudad se fue volviendo más fea y menos hospitalaria (en clara sintonía de lo que sucedía con el Poder Público nacional), las instituciones fueron gradualmente mimetizando su discurso al de un espacio victimizado: un espacio público enfermo de la misma crisis de representación que vive el Poder Público. El rol de las instituciones, a mi entender, sería desvictimizar el espacio público: generar y alentar políticas que sanen la representatividad que le es constitutiva.
4- ¿Que fenómeno urbano emergente de estos últimos cinco años le parece relevante?
Más que de un sitio preciso, me gustaría referirme a una conducta. El espacio público pudo definirse por décadas como un espacio de disputa: había que ocuparlo, dejar marcas (todavía tengo en mis retinas las sucesivas carpas de reclamo frente al Congreso de la Nación: la carpa de los docentes, la de los jubilados, etc). Se trataba de ganar espacio, de resignificarlo. Ahora parecería que la conducta dominante tiende más a la figura histórica del Éxodo Jujeño: abandonar la escena, eliminar las marcas. Ya no se disputa el espacio, se lo deja. No pensarlo, no preguntarse sobre él, esquivar el tema, son todas taxonomías de un mismo síntoma.
Entiendo espacio público como aquel sitio reglado por el Poder Público. Reglado en un doble sentido; Primo: el espacio público representa (es la imagen de) el Poder Público, de la misma forma en que el Poder Público (en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, con un Jefe Gobierno de la Ciudad) se constituye en representación de los ciudadanos. El espacio público nos representa a todos los ciudadanos, a partir de las políticas del Poder Representante. Secondo: el espacio público es el sitio donde se ejerce el Poder Público con menor interferencia.
Me parecería más interesante desplazar la pregunta: ¿cuáles son las relaciones actuales entre el espacio público y la vida pública? ¿qué es la vida pública y de qué manera acontece? ¿cómo construimos y de qué forma vamos modificando estas relaciones?
2- ¿Que cambios se perciben en el después de la crisis del año 2001?
Tengo la sensación que a partir de los hechos de diciembre de 2001 se subrayó aún más un síntoma muy antiguo en el país (incluso más en el resto del país que en la Ciudad de Buenos Aires, y en este sentido los porteños nos fuimos progresivamente sumando a una sintomatología más extendida) de convertir, conceptual y materialmente, al Poder Público en lo Otro, en una Otredad, lo cual indica un enrarecimiento en la representación del Poder Público. Pareciera que los ciudadanos estamos reñidos y molestos con la representatividad; no nos sentimos representados. Y este enrarecimiento de la representatividad es lo que percibimos en el espacio público.
3- ¿Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy?
La más triste consecuencia de este conflicto de representación del ciudadano con el Poder Público (en definitiva, uno de los grandes motores de la crisis) es la autoadjudicación del rol de víctima en la mayoría de los ciudadanos (algo que se fue convirtiendo en una idiosincrasia del carácter porteño y argentino): los ciudadanos creemos –estamos convencidos- de ser víctimas de Lo Otro, que es el Poder Público (un Poder Público que no nos representa de la forma en que nos gustaría que nos represente). Así, el espacio público se transforma en un espacio victimizado: si durante la década del ’90 la ciudad se fue volviendo más fea y menos hospitalaria (en clara sintonía de lo que sucedía con el Poder Público nacional), las instituciones fueron gradualmente mimetizando su discurso al de un espacio victimizado: un espacio público enfermo de la misma crisis de representación que vive el Poder Público. El rol de las instituciones, a mi entender, sería desvictimizar el espacio público: generar y alentar políticas que sanen la representatividad que le es constitutiva.
4- ¿Que fenómeno urbano emergente de estos últimos cinco años le parece relevante?
Más que de un sitio preciso, me gustaría referirme a una conducta. El espacio público pudo definirse por décadas como un espacio de disputa: había que ocuparlo, dejar marcas (todavía tengo en mis retinas las sucesivas carpas de reclamo frente al Congreso de la Nación: la carpa de los docentes, la de los jubilados, etc). Se trataba de ganar espacio, de resignificarlo. Ahora parecería que la conducta dominante tiende más a la figura histórica del Éxodo Jujeño: abandonar la escena, eliminar las marcas. Ya no se disputa el espacio, se lo deja. No pensarlo, no preguntarse sobre él, esquivar el tema, son todas taxonomías de un mismo síntoma.
lunes, julio 25, 2005
"En relación con las artes visuales, el espacio público es un lugar que no es una institución". 2a encuesta, por Eva Grinstein
1- ¿Como definiría hoy el concepto de espacio público?
Exactamente, el espacio público es más un concepto que un lugar. Es la idea de un lugar. Espacio público es la fórmula que usamos para referirnos a un lugar ultra normativizado –reglas de comportamiento, de circulación, de habitabilidad, de comunicación, etc- y que curiosamente, sin embargo, ostenta cierta aura ligada a la libertad. En relación con las artes visuales, el espacio público es un lugar que no es una institución, y promete por lo tanto un hipotético rédito de alternatividad, cosa desestructurada y/o autonomía. Tal vez deberíamos empezar a pensar en el espacio público como institución.
2- ¿Que cambios se perciben en el después de la crisis del año 2001?
Durante la crisis y después se generó un nuevo enamoramiento de las masas con las calles. Ni el primero ni el último. Esta corriente de usufructo social de la ciudad es de larguísima data y ha merecido múltiples análisis recientemente. A mucha gente vuelve a gustarle la calle, y a las instituciones atentas también, y por eso se organizan y programan intervenciones urbanas que desmienten todas esas presunciones de espontaneidad o libertad que hacen que a la gente le guste la calle. A los artistas siempre les interesó, y ahora más. Creo por ejemplo, resumiendo, que el furor de la cacerola es el padre del esténcil.
3- ¿Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy ?
En Buenos Aires, por localizar el comentario, hay tantos roles como instituciones cruzados en la maraña promiscua del espacio público. La institución policial cuida y reprime; la institución ibarrista alarga la red de subte; la institución cartonera se disputa deshechos con la basurera; la institución de meretrices clama por barrios rojos; la institución de buenos vecinos clama contra los barrios rojos; la institución piquetera corta puentes y la mediática filma; la institución del cuentapropismo busca huecos para trabajar y la del esparcimiento genera recitales, clases de gimnasia, mimos o estatuas vivientes, shows de títeres, puestos de tarot, puestos de trencitas africanas, vuelta al lago en bote, telescopio a moneda y muchas otras creaciones ideales para el ocio público.
4- ¿Que fenómeno urbano emergente de estos últimos cinco años le parece relevante?
Varios. Las ya extintas ferias de trueque; el boom de los cibercafés; las protestas de ahorristas con líder comediante; la llegada de las rampas para bebés, lisiados y changarines; la cartelería ambulante en los semáforos y los muñecos de aire de los estacionamientos que bien supo utilizar Celeste Carballo en su video.
Exactamente, el espacio público es más un concepto que un lugar. Es la idea de un lugar. Espacio público es la fórmula que usamos para referirnos a un lugar ultra normativizado –reglas de comportamiento, de circulación, de habitabilidad, de comunicación, etc- y que curiosamente, sin embargo, ostenta cierta aura ligada a la libertad. En relación con las artes visuales, el espacio público es un lugar que no es una institución, y promete por lo tanto un hipotético rédito de alternatividad, cosa desestructurada y/o autonomía. Tal vez deberíamos empezar a pensar en el espacio público como institución.
2- ¿Que cambios se perciben en el después de la crisis del año 2001?
Durante la crisis y después se generó un nuevo enamoramiento de las masas con las calles. Ni el primero ni el último. Esta corriente de usufructo social de la ciudad es de larguísima data y ha merecido múltiples análisis recientemente. A mucha gente vuelve a gustarle la calle, y a las instituciones atentas también, y por eso se organizan y programan intervenciones urbanas que desmienten todas esas presunciones de espontaneidad o libertad que hacen que a la gente le guste la calle. A los artistas siempre les interesó, y ahora más. Creo por ejemplo, resumiendo, que el furor de la cacerola es el padre del esténcil.
3- ¿Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy ?
En Buenos Aires, por localizar el comentario, hay tantos roles como instituciones cruzados en la maraña promiscua del espacio público. La institución policial cuida y reprime; la institución ibarrista alarga la red de subte; la institución cartonera se disputa deshechos con la basurera; la institución de meretrices clama por barrios rojos; la institución de buenos vecinos clama contra los barrios rojos; la institución piquetera corta puentes y la mediática filma; la institución del cuentapropismo busca huecos para trabajar y la del esparcimiento genera recitales, clases de gimnasia, mimos o estatuas vivientes, shows de títeres, puestos de tarot, puestos de trencitas africanas, vuelta al lago en bote, telescopio a moneda y muchas otras creaciones ideales para el ocio público.
4- ¿Que fenómeno urbano emergente de estos últimos cinco años le parece relevante?
Varios. Las ya extintas ferias de trueque; el boom de los cibercafés; las protestas de ahorristas con líder comediante; la llegada de las rampas para bebés, lisiados y changarines; la cartelería ambulante en los semáforos y los muñecos de aire de los estacionamientos que bien supo utilizar Celeste Carballo en su video.
lunes, julio 18, 2005
"La sustitución de la representatividad institucionalizada por la representatividad de la pandilla", Roberto Lombardi
Roberto Lombardi, arquitecto, adjunto de la cátedra de morfología García Cano
1. Cómo definiria hoy el concepto de espacio público?
Me gustaría relacionar espacio con lugar, y lugar con evento. Nominalmente el espacio se presenta como pura disponibilidad, particularmente si es público. Entiendo que esa disponibilidad aparece mediada por las condiciones de lugar, que podriamos considerar formales, cualitativas, definidas a partir de singularidades más que de generalidades. Asimismo, esas condiciones de lugar están atravesadas por las formas de ocupación, que tienen una relación determinada con el lugar, pero adoptan formas eventualmente diferentes de acuerdo a las acciones que se lleven adelante.
Esas relaciones están también determinadas por las formas de propiedad. En esos términos, obviamente espacio público no es lo mismo que propiedad pública. La superposición espacio público / propiedad privada hace lugar a formas especiales y cada vez más extensivas de espacio público. Las formas de ocupación del espacio público están reguladas por ciertas instituciones con normas que tienen forma de ley, son genéricas. Usualmente, cuando el espacio público se superpone a una propiedad privada, aparecen condiciones de uso menos genéricas, que son producto de negociación de intereses a partir de formas de intercambio comercial (por ejemplo, dinero por espectáculo).
Sin embargo, recientemente esa relación público/privado presenta formas crecientemente complejas: como siempre, el espacio público responde frecuentemente a intereses privados (o específicos parciales), afectado por la demagogia, el lobby, la corrupción o las internas, dando forma a disputas por su ocupación. Sin embargo, la propiedad privada adopta crecientemente forma de espacio público, a la búsqueda de reducción de barreras para la extensión del consumo, avanzando en direcciones aparentemente opuestas pero análogas: ya sea por la proliferación de actividades usualmente privadas en el espacio público (la vida de las jóvenes nómades de Tokio descriptas por Toyo Ito: el restaurant como comedor, el drugstore como heladera, el shopping como vestidor, el centro de espectáculos como living, etc.) o por la publicidad del espacio privado (via webcam doméstica u otras formas de hiperconectividad, como la telefonía celular con mensajes, fotografías, etc, signadas por la inmediatez -o mejor dicho, formas cada vez menos mediadas del pasaje entre público y privado-).
2. Qué cambios se perciben en él después de la crisis del año 2001?
El espacio público se ha vuelto la escena específica de la representación (y la disputa concreta) de determinados conflictos de intereses, que antes aparecían mediados (o directamente silenciados) por mecanismos que usualmente se encuadraban bajo la figura de la exclusión. Creo que a partir de formas específicas de apropiación del espacio público probablemente no corresponda seguir hablando de exclusión -el giro de los '70 "ganar la calle" recuperó vigencia en varios sentidos-, sino que probablemente corresponda describir esas disputas del espacio público a partir de la diferencia de intereses de clase.
En esos términos, más allá de esas formas de ocupación visibles y sostenidas, creo que se instaló un sentido de la potencialidad: una percepción de que el espacio público y los lugares que socialmente se instituyen para sus formas de ocupación son menos estables, más pasibles de transformación (incluso de transformaciones menos previsibles) que como podía ser visto antes de la crisis.
Análogamente, y creo que menos evidentemente, esa percepción se hace extensiva a la forma de la ciudad. Me refiero a que en ciertas circunstancias históricas la arquitectura puede ser vista con diferentes grados de persistencia, de dureza. La apertura de las autopistas en Buenos Aires pudo hacerse encadenada a un estado represivo, otras acciones urbanas muy drásticas a partir de la convivencia con las guerras en Europa y una visión del urbanismo afectado por la docilidad de sus ciudades arrasadas. A la inversa, nosotros nos hemos formado en una visión conservadora del tejido urbano probablemente fundada en el estado de bienestar europeo. Recientemente hemos experimentado que -aún sin tranformar la solidez del tejido- la ciudad puede cambiar drásticamente a partir de las formas de ocupación, convirtiendo al Microcentro en un campo de batalla, en un bunker o en una fiesta en términos casi instantáneos.
3. Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy?
Creo que las instituciones se enfrentan con dificultad a tomar posición en los conflictos de intereses a los que me refería antes. La disputa por la ocupación del espacio público, muy inicialmente, puede describirse como un conflicto entre pobres y ricos (unos condicionan el comfort de los otros para que las instituciones atiendan sus necesidades, los otros perciben que se han roto normas que el estado solía mantener inalterables y le reclaman a las instituciones que reaccionen en su favor). En esas disputas las instituciones responden con acciones bastante complejas, casi siempre mediadas por la demagogia, pasando permanentemente de aliados a enemigos de las partes en conflicto (movilizan, reprimen, juzgan, subsidian, lastiman, curan, etc.). Sin embargo, creo que se enfrentan a un problema muy concreto e interesante: dilucidar cómo interpretar el interés colectivo en una sociedad dividida, pero con conflictos que en los hechos suponen diferencias de intereses mucho menos simplificadas que riqueza-pobreza, y formas de representatividad de especie muy diversa.
Entiendo que es muy determinante en ese lugar la crisis de representatividad, que se radicalizó en estos últimos años. Por un lado la certeza de las trampas de la representatividad han reforzado la ruptura entre instituciones y ciudadanos. Pero ese esclarecimiento trajo inmediatamente aparejado el refuerzo de un sistema de relaciones sociales, probablemente menos institucional, que me remite inequívocamente al gangsterismo. Me refiero a la sustitucion de la representatividad institucionalizada por la representatividad de la pandilla, incluyendo lo que pueda tener de club o grupo de amigos, en un sentido muy amplio. Creo que el problema que se juega en esa sustitución es que las pandillas se fundan en afinidades concretas, pero las relaciones no están mediadas por formas de representación establecidas, sino por una cesión directa de poder y autoridad. Me cuesta percibirlo como un progreso, en tanto que los conflictos de intereses se dispersan y parecen garantizarse formas muy estables de relaciones de representación, mucho más imperturbables y estáticas que las de las instituciones convencionales, que ni siquiera necesitan de la demagogia, ya que en estos términos las representatividades parecen incondicionales.
4- Qué fenomeno urbano emergente de estos ultimos cinco años le parece relevante?
Probablemente el más importante sea la transformación en las formas de ocupación del espacio público, que urbanísticamente puede ser descripto menos desde el punto de vista funcional -con programas y proyectos ajustados a funciones concretas y previsibles- y requiere comprenderse mejor como escenario de eventos muy disímiles -se ajusten o no a las previsiones funcionales de esos espacios-.
En particular me interesa mucho también un cambio en las formas del discurso paranoico, que probablemente comienza a mediar un poco más los paradigmas de habitación de clase media y vuelve a ponderar algunas formas de vida urbana que podríamos llamar recentralizadas, reivindicando a barrios como Palermo, Barracas, Villa Urquiza, Nuñez, Saavedra, etc. como alternativas de vivienda respecto de la suburbanización sistemática. Me interesa porque -aún cuando en muchos casos no deja de venir acompañado de aspiraciones de exclusividad y uniformidad ambiental- supone en los hechos una disposición para estructuras urbanas más híbridas, menos divididas por clase y función, y para la apuesta hacia un ambiente urbano con formas menos previsibles y violentas.
Otro fenómeno interesante, ligado al espacio público, aunque menos extensivo, es el creciente protagonismo adoptado por las fundaciones artísticas privadas-públicas, que terminan ligadas a una visión del arte como espectáculo (Malba, Konex, CCC), acompañado de la decadencia y casi desaparición de otras, que se fundaban en formas más ligadas al arte como investigación (FNA, Antorchas). Creo que esto podría interpretarse justamente como una mutación de algunas instituciones hacia la esfera del espectáculo público, en detrimento de la beca para investigar, que parece asentada sobre una expectativa social-política-mediática respecto del arte (en este sentido, creo que las reacciones ante la muestra de León Ferrari han sido sorprendentes, en cuanto parecían puras repeticiones de hechos propios de las vanguardias históricas de principio de siglo, pero demandaron muchísimas reacciones concretas -de instituciones y sujetos- para fijar posiciones respecto de las políticas culturales del estado y de los medios de comunicación).
Todo esto supone la oportunidad de revisar el lugar de la arquitectura y el urbanismo en sus dialécticas respecto de la cultura y el espectáculo, no sólo desde las reflexiones críticas u oportunistas de las formas de proyecto, sino también de sus formas de gestión y publicación, particularmente a partir de la revaloración de las producciones locales después de la crisis económica. En este sentido, es también muy interesante la publicación de trabajos teóricos de arquitectura y urbanismo dirigidos fundamentalmente a un público pluridisciplinar (me refiero especialmente a la producción de Liernur, Alliata, Gorelik y Silvestri), que parecen orientados a la búsqueda de que la arquitectura y el urbanismo ocupen un lugar relevante en ciertos ambientes (algunos medios, algunas instituciones, algunos circuitos de publicación), que usualmente pueden considerarse formadores del discurso central de la cultura local.
1. Cómo definiria hoy el concepto de espacio público?
Me gustaría relacionar espacio con lugar, y lugar con evento. Nominalmente el espacio se presenta como pura disponibilidad, particularmente si es público. Entiendo que esa disponibilidad aparece mediada por las condiciones de lugar, que podriamos considerar formales, cualitativas, definidas a partir de singularidades más que de generalidades. Asimismo, esas condiciones de lugar están atravesadas por las formas de ocupación, que tienen una relación determinada con el lugar, pero adoptan formas eventualmente diferentes de acuerdo a las acciones que se lleven adelante.
Esas relaciones están también determinadas por las formas de propiedad. En esos términos, obviamente espacio público no es lo mismo que propiedad pública. La superposición espacio público / propiedad privada hace lugar a formas especiales y cada vez más extensivas de espacio público. Las formas de ocupación del espacio público están reguladas por ciertas instituciones con normas que tienen forma de ley, son genéricas. Usualmente, cuando el espacio público se superpone a una propiedad privada, aparecen condiciones de uso menos genéricas, que son producto de negociación de intereses a partir de formas de intercambio comercial (por ejemplo, dinero por espectáculo).
Sin embargo, recientemente esa relación público/privado presenta formas crecientemente complejas: como siempre, el espacio público responde frecuentemente a intereses privados (o específicos parciales), afectado por la demagogia, el lobby, la corrupción o las internas, dando forma a disputas por su ocupación. Sin embargo, la propiedad privada adopta crecientemente forma de espacio público, a la búsqueda de reducción de barreras para la extensión del consumo, avanzando en direcciones aparentemente opuestas pero análogas: ya sea por la proliferación de actividades usualmente privadas en el espacio público (la vida de las jóvenes nómades de Tokio descriptas por Toyo Ito: el restaurant como comedor, el drugstore como heladera, el shopping como vestidor, el centro de espectáculos como living, etc.) o por la publicidad del espacio privado (via webcam doméstica u otras formas de hiperconectividad, como la telefonía celular con mensajes, fotografías, etc, signadas por la inmediatez -o mejor dicho, formas cada vez menos mediadas del pasaje entre público y privado-).
2. Qué cambios se perciben en él después de la crisis del año 2001?
El espacio público se ha vuelto la escena específica de la representación (y la disputa concreta) de determinados conflictos de intereses, que antes aparecían mediados (o directamente silenciados) por mecanismos que usualmente se encuadraban bajo la figura de la exclusión. Creo que a partir de formas específicas de apropiación del espacio público probablemente no corresponda seguir hablando de exclusión -el giro de los '70 "ganar la calle" recuperó vigencia en varios sentidos-, sino que probablemente corresponda describir esas disputas del espacio público a partir de la diferencia de intereses de clase.
En esos términos, más allá de esas formas de ocupación visibles y sostenidas, creo que se instaló un sentido de la potencialidad: una percepción de que el espacio público y los lugares que socialmente se instituyen para sus formas de ocupación son menos estables, más pasibles de transformación (incluso de transformaciones menos previsibles) que como podía ser visto antes de la crisis.
Análogamente, y creo que menos evidentemente, esa percepción se hace extensiva a la forma de la ciudad. Me refiero a que en ciertas circunstancias históricas la arquitectura puede ser vista con diferentes grados de persistencia, de dureza. La apertura de las autopistas en Buenos Aires pudo hacerse encadenada a un estado represivo, otras acciones urbanas muy drásticas a partir de la convivencia con las guerras en Europa y una visión del urbanismo afectado por la docilidad de sus ciudades arrasadas. A la inversa, nosotros nos hemos formado en una visión conservadora del tejido urbano probablemente fundada en el estado de bienestar europeo. Recientemente hemos experimentado que -aún sin tranformar la solidez del tejido- la ciudad puede cambiar drásticamente a partir de las formas de ocupación, convirtiendo al Microcentro en un campo de batalla, en un bunker o en una fiesta en términos casi instantáneos.
3. Cuál es el rol de las instituciones en el espacio público hoy?
Creo que las instituciones se enfrentan con dificultad a tomar posición en los conflictos de intereses a los que me refería antes. La disputa por la ocupación del espacio público, muy inicialmente, puede describirse como un conflicto entre pobres y ricos (unos condicionan el comfort de los otros para que las instituciones atiendan sus necesidades, los otros perciben que se han roto normas que el estado solía mantener inalterables y le reclaman a las instituciones que reaccionen en su favor). En esas disputas las instituciones responden con acciones bastante complejas, casi siempre mediadas por la demagogia, pasando permanentemente de aliados a enemigos de las partes en conflicto (movilizan, reprimen, juzgan, subsidian, lastiman, curan, etc.). Sin embargo, creo que se enfrentan a un problema muy concreto e interesante: dilucidar cómo interpretar el interés colectivo en una sociedad dividida, pero con conflictos que en los hechos suponen diferencias de intereses mucho menos simplificadas que riqueza-pobreza, y formas de representatividad de especie muy diversa.
Entiendo que es muy determinante en ese lugar la crisis de representatividad, que se radicalizó en estos últimos años. Por un lado la certeza de las trampas de la representatividad han reforzado la ruptura entre instituciones y ciudadanos. Pero ese esclarecimiento trajo inmediatamente aparejado el refuerzo de un sistema de relaciones sociales, probablemente menos institucional, que me remite inequívocamente al gangsterismo. Me refiero a la sustitucion de la representatividad institucionalizada por la representatividad de la pandilla, incluyendo lo que pueda tener de club o grupo de amigos, en un sentido muy amplio. Creo que el problema que se juega en esa sustitución es que las pandillas se fundan en afinidades concretas, pero las relaciones no están mediadas por formas de representación establecidas, sino por una cesión directa de poder y autoridad. Me cuesta percibirlo como un progreso, en tanto que los conflictos de intereses se dispersan y parecen garantizarse formas muy estables de relaciones de representación, mucho más imperturbables y estáticas que las de las instituciones convencionales, que ni siquiera necesitan de la demagogia, ya que en estos términos las representatividades parecen incondicionales.
4- Qué fenomeno urbano emergente de estos ultimos cinco años le parece relevante?
Probablemente el más importante sea la transformación en las formas de ocupación del espacio público, que urbanísticamente puede ser descripto menos desde el punto de vista funcional -con programas y proyectos ajustados a funciones concretas y previsibles- y requiere comprenderse mejor como escenario de eventos muy disímiles -se ajusten o no a las previsiones funcionales de esos espacios-.
En particular me interesa mucho también un cambio en las formas del discurso paranoico, que probablemente comienza a mediar un poco más los paradigmas de habitación de clase media y vuelve a ponderar algunas formas de vida urbana que podríamos llamar recentralizadas, reivindicando a barrios como Palermo, Barracas, Villa Urquiza, Nuñez, Saavedra, etc. como alternativas de vivienda respecto de la suburbanización sistemática. Me interesa porque -aún cuando en muchos casos no deja de venir acompañado de aspiraciones de exclusividad y uniformidad ambiental- supone en los hechos una disposición para estructuras urbanas más híbridas, menos divididas por clase y función, y para la apuesta hacia un ambiente urbano con formas menos previsibles y violentas.
Otro fenómeno interesante, ligado al espacio público, aunque menos extensivo, es el creciente protagonismo adoptado por las fundaciones artísticas privadas-públicas, que terminan ligadas a una visión del arte como espectáculo (Malba, Konex, CCC), acompañado de la decadencia y casi desaparición de otras, que se fundaban en formas más ligadas al arte como investigación (FNA, Antorchas). Creo que esto podría interpretarse justamente como una mutación de algunas instituciones hacia la esfera del espectáculo público, en detrimento de la beca para investigar, que parece asentada sobre una expectativa social-política-mediática respecto del arte (en este sentido, creo que las reacciones ante la muestra de León Ferrari han sido sorprendentes, en cuanto parecían puras repeticiones de hechos propios de las vanguardias históricas de principio de siglo, pero demandaron muchísimas reacciones concretas -de instituciones y sujetos- para fijar posiciones respecto de las políticas culturales del estado y de los medios de comunicación).
Todo esto supone la oportunidad de revisar el lugar de la arquitectura y el urbanismo en sus dialécticas respecto de la cultura y el espectáculo, no sólo desde las reflexiones críticas u oportunistas de las formas de proyecto, sino también de sus formas de gestión y publicación, particularmente a partir de la revaloración de las producciones locales después de la crisis económica. En este sentido, es también muy interesante la publicación de trabajos teóricos de arquitectura y urbanismo dirigidos fundamentalmente a un público pluridisciplinar (me refiero especialmente a la producción de Liernur, Alliata, Gorelik y Silvestri), que parecen orientados a la búsqueda de que la arquitectura y el urbanismo ocupen un lugar relevante en ciertos ambientes (algunos medios, algunas instituciones, algunos circuitos de publicación), que usualmente pueden considerarse formadores del discurso central de la cultura local.
Entrevistas. Espacio público
Publicamos en el blog la primera de una serie de entrevistas y de encuestas que giran sobre el tema del espacio público hoy. La discusión de fondo es la urbanidad de Buenos Aires en los últimos cinco años. La idea de hacer estas entrevistas es tener un panorama sobre cómo se percibe la cara pública de la ciudad, y saber las opiniones de gente diversa, algunos claramente con un rol social público. Cómo piensa cada uno el estado del espacio público.
Algunas entrevistas son charlas y otras son cuestionarios (que tienen siempre las mismas preguntas). La repetición de las preguntas a gente variada nos da un contexto para leer las respuestas, sobre todo porque cada entrevistado apuntó a temas bastante diferentes entre si.
Las entrevistas se están haciendo en una primera etapa del debate sobre urbanidad en el Club. En paralelo, pero influidos por los contenidos que surgen de allí, estamos elaborando otro formato para seguir pensando sobre estos temas, un glosario de términos de urbanismo.
Estén atentos, en unos días subimos la segunda entrevista….
Algunas entrevistas son charlas y otras son cuestionarios (que tienen siempre las mismas preguntas). La repetición de las preguntas a gente variada nos da un contexto para leer las respuestas, sobre todo porque cada entrevistado apuntó a temas bastante diferentes entre si.
Las entrevistas se están haciendo en una primera etapa del debate sobre urbanidad en el Club. En paralelo, pero influidos por los contenidos que surgen de allí, estamos elaborando otro formato para seguir pensando sobre estos temas, un glosario de términos de urbanismo.
Estén atentos, en unos días subimos la segunda entrevista….
martes, julio 12, 2005
presentación ramonas 51 y 52
habla el Club de Arquitectura en la presentación de ramona.
jueves 14 de julio, 20 hs
Juana de Arco, el Salvador 4762
jueves 14 de julio, 20 hs
Juana de Arco, el Salvador 4762